lunes, 3 de noviembre de 2014

Primaveras en noviembre.

A causa de cambios climáticos,
nos viene bien primaveras
 en noviembre.
Botas pisando pastos mojados,
la reconciliación entre el olor de la lluvia
 y el  aroma de las flores.
Que si nos parecemos un montón
a lo lejos que están los meses abril y mayo
del final del año
y el mundo se revuelve
para que aquellas gotas caigan en tu parabrisas
y unas mariposas congestionen el transito
y lleves una florecita recién cortada del jardín del edificio
en el cabello;
con la intención que nos veas reflejada
en cada esquina cóncava de esa realidad absurda
y magnifica
que formamos.

En la ciudad alguien tiene pisadas de neón
y así reconoce sus pasos,
lugares a los que debe volver
y a los que no irá nunca más
en otra ciudad,
aquí no llega aún el invento.
Me pregunto
si soy la única con ganas de descubrir
su propia sombra
paseando independiente,
la formula que a Einstein le faltó:
"Somos la masa"
en duda desde que la física ignoró explicar por qué muchos
sienten el "yo" habitar en otro lugar.

Bostezas y te duermes antes de terminar...
Apago las luces, no te confundas no ganaste
yo no me dormiré también.
Busco sin éxito,
un resto fluorescente
que me indique a donde haz ido
desde la ultima vez que la luz
nos sorprendió en la misma dimensión del espacio.

Nos viene bien primaveras en invierno,

yo salgo a saltar los charcos,
tú a desbaratarlos.





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