Cuando no estás,

soy todos los días que llevo sin verte.

Cuando estás,

lejos me parece tenerte a cinco centímetros de distancia.

Cuando me miras,

me pierdo en tus absorbentes ojos marrones como en la nebulosa de orión. 

Cuando te beso,

soy un astronauta que se quita el casco y aguanta la respiración para ver mejor las estrellas.

Cuando sonríes,

Tu rostro se convierte en el centro de la galaxia.

Cuando me abrazas,

mi cuerpo encuentra el lugar perfecto de todo el universo.

Y cuando me dices "Te quiero"

nacen nuevas luces en mi interior,

como perlas que brotan en una ostra que estaba vacía,

 como el cielo que empieza a iluminarse de noche,

como todo aquello que no me atrevía imaginar.

Así eres y así se siente la vida contigo.

Como un viaje espacial...

Tomo con anticipación un poco de coraje antes de escribir estas lineas, no sea que en el proceso absoluto me quede sin fuerza. Coloco aquellas canciones que siempre me traerán un poco de ti a la habitación, como rascando en la herida y en la memoria para plasmarlo todo con autentica alma.

"Recuerda que si perdimos hemos ganado historias que contar" dice una de las canciones que escucho y, ahora a diario desde ya sabes cuando. Lo aplaudo y lo tomo como certero y propio para reflexionar. Es que la mayor desgracia seria vivir sin historia, por cuanto sin pasado tampoco habría futuro, apenas un presente absurdo de ir haciendo cosas inútiles. Sabemos lo mucho que desprecio lo inútil. Prefiero perder para ganar, vivir para olvidar y amar para enloquecer. Así poetizar mis días, ya que la poesía redime al hombre aunque quien la practica tiende a hacerse victima del mundo... Eso explica mi existencia, pero aunque me lamente, de manera contradictoria -como demostración fehaciente de mi condición de humano-  lo disfruto y a esta despedida no le pondré un punto final, sino millones de comas para pausarla y convertirla en poemas; porque soy una caminante ciega en huida al infinito.

Cruzo en rojo sin mirar, pero quedé con el miedo de enamorarme...

otra vez.

Nado entre mis sabanas mientras me pregunto cuando encontraré a alguien debajo de ellas, abrazo mi almohada. Sueño, imagino, colecciono palabras, gestos, detalles, ideas y cuentos para compartirles algún día con ese alguien. No es que me obsesione la idea de tener a alguien, supongo que todos anhelamos la compañía, pero se trata más sobre mi manía de ser feliz de manera compartida. Alguien, que quizás ya conozco o que aún no llega, pero que seguramente aparecerá en el momento propicio; en dado caso no me molesta esperarle. Saboreo cada segundo en soledad y cada ilusión efímera cuando creo haberle encontrado. No le idealizo puede ser de cualquier forma, ni siquiera me he detenido a imaginarle, le no espero como a un regalo sorpresa solo que... Suelo tener la impresión de verle seguido en algunos poemas, cuando fuerzo la vista tras los vidrios oscuros, cuando miro por la ventana del auto y obviamente cuando me quedo dormida.

"Era alguien paseándome en el aire."