Un día cogí un bolígrafo
y un cuaderno en blanco
y estuve casi cien días sin dormir,
buscando esas palabras que me rompieran por dentro.

Otro día
- No sé si el mismo-
Te conocí
Y vi como los quinientos caballos de mi pecho
abrían los ojos,
cómo se abren las flores cuando sale el sol,
y mataban a mi calma inerte
de una estampida violenta.

Tu nombre me recordó lo que ya no tengo
Lo que me robaron
(Pero realmente lo que he ocultado)
Alma.

 Y descubrí por qué tus palabras llegaban como ecos
que se repiten a lo lejos.
Te dije que en el mapa
solo eran centímetros las grandes distancias,
aunque se multiplican con la nostalgia
como si fuera una tormenta a punto de romper
como bandazos a la tristeza.
Yo te escribo aquí
queriendo luchar contra eso
con la esperanza que
rayondote las paredes,
pueda transportarme a tu habitación
sin más.

De repente fue fácil contarte de mi
como si te conociera de antes.
Te deje pistas y
Aún
no entiendo
por qué.

Pero te lo dije
Estoy loca.
Y como tal
(Cansada) No le busco la razón a nada.