domingo, 29 de diciembre de 2013

Sin orden ni sentido, como tú y yo... cuando estoy contigo.

21:50
Quiero escribir sobre ti y no me salen bien las palabras.
Se esconden como nuestras ganas de querernos.
Cierran los ojos mis versos y suspiran.
Se cohíben al igual que mis manos cuando mueren,
por tomar las tuyas,
esas tan delicadas que se deslizan por el piano.
Me pregunto;
¿Qué tan bien acariciarían mi cuerpo?
pero me conformo
si al menos están
cuando yo caiga.

Sabes que puedo hablar mucho de ti
casi tanto como del universo,
posiblemente porque sois lo mismo
y el miedo radica allí,
en que me apasiones de la misma forma.

 Pero no me detengo
y me vuelvo brillante
para buscar el trasfondo de todo
en la oscuridad que resultan tus pupilas,
cuando se miran de frente,
casi agujeros negros
que seducen
 Sirenas en el mar de tu sonrisa.
Tu rostro y la atracción gravitacional.
No espero encontrar algo adecuado
-Mentira siempre estoy soñando-
porque eres impredecible,
incapaz de muchas cosas
y si, así te quiero.

Ojala resultase que soy la vía láctea y tú andromeda,
a millones años luz cada  una de la otra, pero
destinadas a unirse en algún momento.

(Busco llenarte de valentía
pero mira si no soy cobarde
que ya escucho los aviones despegar
y me están temblando las piernas
mientras grito en silencio que no te quieras marchar.)

Después de lo anterior ya
no leas entre paréntesis,
ni entre líneas,
ni en mis ojos.
Lo que siento.
pero sobre todas las cosas
no lo olvides
o sobre todas las cosas,
recuerda
que es incondicional.

Ya sé que este poema carece de sentido
al igual que nuestro ser.
ni tiene un buen final
pero espero que el nuestro sea bueno.


viernes, 6 de diciembre de 2013

Estoy desmontando la casa.

8:54
Estoy desmontando la casa,
que te había construido dentro de mi bosque mágico,
con las pestañas llenas de escarcha
mientras se nubla el cielo de tristeza.

Te dije que te fueras y aceptaste
Porque quisiste entrar sin leer las instrucciones,
Porque yo te dejé entrar sin leer las tuyas,
Porque no queríamos reglas.

Entonces no supe que eras de hielo,
que no te gustaban los abrazos cálidos,
que era tu escudo,
ya que tu alma estaba herida.

Tú no entendiste mis enredos,
no supiste que era un laberinto
y te perdiste
en algún lugar,
donde no escuchabas mis 'Te quiero'

Estoy desmontando la casa,
 que te había construido para que te sintieras segura,
y estoy dejando,
una multitud de sueños e ilusiones sin techo.

La peor parte es que ha llegado el invierno.





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