sábado, 26 de julio de 2014

Ella se llamaba Merida.

12:36
El día que más te quise,
veía por las ventanas del tren,
habian nubes grises,
y no logré dormir 
mucho menos al vislumbrar los primeros cerros de tus pies.

Subiendo por las largas piernas de tus carreteras
hasta llegar al centro
donde se sienten los latidos y se esconden las mariposas,
pude ver una ciudad que desde arriba parecían migajas.
Visite el jardín en tu pelo 
vi sirenas en la laguna de tu mirada, segura que podian cumplir deseos.
Tu aliento: mi brisa
tu melancolía instalada en un eterno invierno
y tu silencio por las noches
donde pude al fin dormir
contigo.

          Ahora se rumora 
          que si despierto
         y tu despiertas
         nos daremos un beso que derritiría el hielo.

Inspirado en las leyendas de las montañas.

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