Me levante de la silla para sentarme en el piso, que fue mas una lanzada al suelo. Mi mama me pregunto esa noche donde estaba su hija, la que ella recordaba. No le respondí porque ni yo misma sabia en donde me encontraba o que era en ese momento. Comencé a enmudecer al punto de empezar a hablar sola, habían cosas que no estaba dispuesta a aceptar y por el contrario eran las mismas que no estaba dispuesta a enfrentar Que carajo, ¿Por qué demonios uno tiene que tener emociones? -Para darle sentido a la vida - respondía la mitad de mi conciencia, mientras que la otra mitad literalmente quería golpearla hasta sufrir un derrame cerebral. Qué sentido ni que nada yo preferiría vivir como las hormigas que sufriendo a cada rato. Pero como alguien racional tengo que aceptar la realidad y afrontarla.
He amado con todo mi corazón. He dado todo lo que estuvo a mi alcance. Muchas veces casi incontables.
Pero me he equivocado como cualquier persona, solo que quizás para mi el castigo siempre es el más severo, solo que quizás eso es lo que todos creemos cuando la pasamos mal.
Suele ser tu error ser inteligente.
Puede ser tu debilidad ser fuerte.
Puede ser tu orgullo ser humilde.
Así a contra parte todo lo que puedes ser, ser tu talón de Aquiles.
Y lo que más te gusta hacer por lo que mas te desprecien.
Pero al diablo con eso. Uno paga dinero por una botella de alcohol que se va a acabar en algún momento.
Uno ama por muchas razones aun sabiendo que sera hostil en algún momento.
Todos estamos conscientes, pero hay que dejar de pensar y cuestionarlo todo.
Pero a ti y a mi y por los buenos amigos que me quedan.
Yo decido vivir esta vida aunque efímera ella sea.
Todos se pueden ir en algún momento. Ya llegaran los reemplazos nuevos.
Aunque todos tenemos una persona a la que siempre desearemos tener cerca, aun cuando muera, si hay espíritus que andan errantes por el mundo, que se quede siempre, que toma cualquier forma.
Dedicado a Maria fuenmayor y a Juan Agustín Grimaldi.
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