domingo, 7 de octubre de 2012

Mi primer mar.

Me dispuse a navegar entonces, al principio sobre una superficie aún calmada de este mar que me iba meciendo entre sus mareas, que me iba contando cosas que no logro pronunciar. Por distraerse, a veces, suelen los marineros terminar como yo, enloqueciendo. Seguí el sonido del susurro atolondrado de las aguas hacia su interior. Mi cuerpo al apenas sumergirse experimento el frío, pero mi piel, a la del mar, poco a poco se acostumbro. Me encanto el nuevo color, el nuevo mundo al que me introducía. Y siguiendo el ritmo de la onda, nadando mar adentro con curiosidad. Triste, que, mientras mas intentaba ver del mar mas oscuro se volvía. Mientras más profundo quería llegar menos oxigeno me quedaba. Y debatiéndome si morir por mar o subir y respirar me encontraba, pero ya acostumbrada, más fuerte que mis ganas de vivir era mi pasión por el mar. No huí sino bien seguí hacia donde estalla, súbito, el esplendor, azul profundo, allí donde las lagrimas no se notarían jamás. Y así también le regale mi ultimo suspiro.


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