jueves, 14 de marzo de 2013

Varias veces se me ha partido en dos, la voz y el corazón.

¿Por descuidada o sin previo aviso?
Aún no entiendo la dinámica, ni como se escurren entre mi lengua las palabras que empiezan y terminan el caos.

Hoy quería sentarme a hablar sin rumbo, escribir sin una idea concreta,
  pero de repente, ojeando mis recuerdos, me encuentro con noches silenciosas,
de esas, de cuando se me fue la luz.
Y lo digo literalmente.
Concebi las mejores ideas en esas noches 
    y podía 
sin esforzar demasiado la vista... Ver las estrellas. 

... Quizás se trata de eso, quizás necesitamos un apagón de vez en cuando para poder ver con claridad,
quizás necesitamos la voz rota para no hablar de más,

y el corazón cuarteado para empezarlo a valorar. 








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