Quedara como un regalo en mi memoria el recuerdo de la desbordante pasión que era tenerte.
Fuiste como humo entre mis dedos, así, intangible y me tarde en darme cuenta posiblemente porque no quería entenderlo. Me rehusaba un poco a ver la realidad, esa realidad que se vive con vos. Caí en tu juego una y otra vez, cada vez más consciente, pero siendo victima al fin y al cabo. Por gusto, por placer, por vicio, por masoquismo.
Cuando entendí lo que significaba tu compañía y todo eso que fue nuestra cosa -y le llamo así porque no se merece un mejor nombre- pude entonces saber que no te quería o que ya no te quería, pero que te quiero. Y se que lo que digo carece de sentido pero déjame explicarte:
No te quiero, como se quiere a quien se va a amar en algún momento y ya no te quiero presente de la misma manera que antes, pero te quiero, de manera cariñosa. También te quiero como se quiere a la mona lisa, para admirarla porque seria demasiado costoso tenerla. Es que pagar el precio por vos es algo que no quiero, ni puedo. Eres una droga muy cara que a la vez es demasiado dañina y yo no estoy tan loca. Aunque rebaso mis limites todo el tiempo, me amo lo suficiente para detener aún en el ultimo momento aquello que no me convenga.
Ah, y se que tampoco me quieres, pero que aún así me quieres.
Vos no seras de quien me enamore locamente y a quien dedique mil poemas.
Y yo no seré quien se lleve ese premio que es ser amada por ti,
pero no nos interesa.
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