viernes, 17 de mayo de 2013

La noche de la guerra con los dedos de los pies.

Y se apagaron las luces preciosa, menos las de tus ojos.
Ni tu dulce olor,
que me da la impresión,
que todo eso de que la vida es dura,
es solo una mentira para fastidiarnos.

Quiero escribirte versos suaves,
como tus manos
y tu voz
esa que es la única que hasta ahora
a logrado calmar mis demonios.

Esa noche creí estar perdida
en alguna de mis utopías
pero no.
Esas estrellas en movimiento sobre nosotras
(Mis preferidas desde entonces)
no eran otra de mis alucinaciones,
solo era tu espacio que me daba la bienvenida
y tu magia, la que negabas tener.

En ese lugar ya no tenia que estar bajo mi armadura oxidada,
ya no tenia que interpretar mi papel de mujer grande
podía ser niña, esa niña que tuvo que crecer antes de tiempo
podía jugar contigo con los dedos de los pies,
y a las cosquillas,
para besarnos cuidando que mama no se diera cuenta.

No solo me diste un espacio en tu cama para poder dormir a salvo, también me diste el primer sueño que vivo con los ojos abiertos y cerrados.



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