lunes, 19 de agosto de 2013

El baúl.

Compre un baúl, grueso y pesado. De madera robusta y con broches de metal. Grande pero de un color opaco para que no llamase mucho la atención. Tiene una cerradura que solo abre con la llave que me trague. Compre un baúl, y allí, guarde todos mis miedos, mis ilusiones rotas, mis amargas despedidas. También mi inseguridad y todos mis demonios. Al terminar lo escondí bajo mi cama haciendo espacio entre mis monstruos y vi mi piel pálida, frágil, descubriendo que todo eso era también mi escudo y ya no tuve como defenderme. 

Compre un baúl, lo abrí y me encerré en el.
A veces viajo consigo
otras veces salgo y vuelo.



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