domingo, 10 de mayo de 2020

Tu no puedes dedicarme esa canción.

23:35
No soporto que la única forma en la que esto funcione es cuando tu quieras, dices que juego contigo cuando nunca me tomas en serio si trato de demostrarte que te quiero. Yo, que te perdone e hice borrón y cuenta nueva para volver a darte una oportunidad en mi vida, y compré un boleto de avión para ir a verte cuando ni siquiera están abiertos los aeropuertos, apostando a que si es posible, pero nada de eso fue suficiente para ti. En realidad no sé que esperabas de mi. Y no sé qué me sorprende, porque si me detengo a analizar esto es lo que siempre haces. Me confundes y me haces quedar como la loca, omitiendo la parte en la que eres tú quien con actitudes tóxicas me termina destruyendo. 

¿Y crees que puedes dedicarme esa canción? No, yo soy la que se cansó de que no valores mis brazos. Bye me fui. 


jueves, 7 de mayo de 2020

Un despertar repentino. Parte I.

21:34
Cuando somos niños la magia parece inagotable, creemos profundamente en cualquier historia que nos cuenten y aunque hacemos miles de preguntas casi nunca nos dicen la verdad. Quizás eso sea lo mejor de ser niños, ignorar la cruda verdad de la vida. O mejor aún, quizás cuando somos niños conocemos la única versión que importa de la verdad: es lo que quieras creer.  En mi caso me tocó despertar temprano de esa fantasía, cuando mi padre nos abandonó y entendí la importancia del dinero, de la compañía, de la familia y en especial del amor. 


A los cinco años aprendí a leer y escribir, al parecer desde pequeña mi mente podía comprenderlo todo con facilidad. Me sentía especial y distinta. Me adelantaban una y otra vez en el colegio, pero mis padres nunca le dieron importancia a mi capacidad intelectual, siempre han estado sumergidos en su decadente e insípida vida. Sin embargo yo los amaba, en mi inocencia los amaba sin importar cuanto daño me hacían con sus peleas y gritos. Un día cesaron los gritos,  y no recuerdo como me di cuenta que nuestro padre nos había abandonado. A veces divagando en mi memoria logro encontrar recuerdos que he silenciado para no sufrir, pero este no es el caso, lo único que recuerdo es un intenso vacío en mi pecho, un dolor que no se comparaba con nada. Ningún raspón, ningún diente o nalgada de mi madre había dolido tanto como sentir su ausencia. Creo que ese dolor no ha desaparecido, que sigue en mi pecho como una espina clavada y que cuando hablo de ello, la toco y me duele. Por eso escribo estas palabras; para sanar mi dolor. 

Lloré incansables noches, lo único que me quedaba de él era un mensaje grabado en la contestadora. Él le pedía a mi madre que por favor contestara el teléfono. Yo lo reproducía una y otra vez para escuchar su voz y sentir que estaba cerca. Un domingo antes de irse a dormir mi madre cansada de verme destrozada decidió borrar el mensaje, eso no calmó mi llanto ni mi dolor, lo hizo más agudo. Entonces cuando ella no estaba entraba a su cuarto a revisar si quedaba algo de él  y tras revisar cajón por cajón encontré un sobre grande lleno de cartas que mi padre le había escrito cuando eran novios. Las leí todas y eso despertó en mi dos interrogantes  '¿Qué era el amor? y ¿Cómo se escribe una carta?' ahí nació mi verdadero interés por las palabras, la poesía y los libros. En un precario intento por encontrar en algún personaje o  en algún verso a mi padre. 


"En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha. "- Hellen Keller.





Contacto

Email: badelldayana@gmail.com