jueves, 15 de octubre de 2015

La vida se nos va.

Nos creamos un horario, una rutina a la cual estar sujetos. Nos auto-imponemos citas, vestuarios, reglas diarias. Tenemos una hora para comer y una para soñar y le llamamos vida. Nos preocupamos mucho y hacemos el amor muy poco. Sufrimos de estrés, insomnio, mal humor, calor, depresión, vacío y le llamamos vida. Discutimos muchísimo pero en el fondo nunca decimos la verdad completa. Trabajamos para no querer gastar el dinero, para sacar cuentas, para ahorrar, para seguir "viviendo" esta vida buenísima que nos buscamos todos los días. De lunes a viernes como zombies y los fines de semana como zombies ebrios también. Y nos sentimos orgullosos, presumimos lo eficientes que somos y nos quejamos al mismo tiempo de lo miserables que son nuestros sueldos siempre culminando la conversación con "pero me merezco una mejor vida" y seguimos viviendo así. No entiendo.

Nos creamos un horario, una rutina, pero en cada día libre que no aprovechamos la vida se nos va. Nos auto-imponemos citas y a cada una a la que vamos por obligación en lugar de decir "no puedo" o  "no quiero" la vida se nos va. Nos vestimos para que nos vean o para que no nos vean y cuando dejamos de parecernos a nosotros mismos, se nos va también. Tenemos una hora para comer comida recalentada y dejamos de alimentar el alma. Dormimos y no recordamos lo que es soñar de verdad. Nos preocupamos mucho y nunca se trata de nosotros si no de lo que piensen o digan los demás. Discutimos y solo hacemos ruido, sin defender nuestros ideales. Trabajamos para otros con la mentira de que es por nuestro futuro. Y cada día que nos resignamos a esto es lo que nos toca... la vida se nos va.


Y no sabemos ni en donde estamos.



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