domingo, 24 de julio de 2016

Los domingos me da por extrañarte.

Me pregunto si llegaremos a ese nivel nuevamente, a ese punto donde las palabras digan menos que mantener las miradas fijas. Me pregunto si alguien logrará encender tanto incendio en nuestros pechos como para impulsar el instinto de locura cuando sintamos que no podamos sobrevivir. Que alguien me produzca tanto miedo y amor al mismo tiempo que sea capaz de nuevo a cruzar fronteras improvisadamente para lograr dormir, al menos, una noche más, entre sus brazos. No me pregunto si lograré amar, amar es inevitable pero ¿Amar como a ti?  Esa es mi pregunta constantemente.

 Amar con la complicidad de dos locas que se mueren de la risa haciendo estragos con todo lo importante en sus vidas para conseguir estar juntas y lloran desesperadamente cuando la distancia entre ambas crece a más de diez pasos. Amar y romperlo todo para armar nuestra propia realidad. Y es que sólo nuestro amor nos permitió desnudarnos, no sólo de manera literal sino por completo nuestras personalidades y amarnos aun más al ver la realidad de lo que eramos. Solo yo soy capaz de soportarte

Los domingos me da por extrañarte y echar de menos el frío de la montaña y de los moteles. El ir caminando a todas partes mientras nos reíamos y discutíamos por todo. Confieso que los domingos son terribles porque me da por recordarte y tu voz empieza  a reproducirse en mi cabeza diciendo todo eso que solo viniendo de ti, me hace gracia. 



Pero es sólo los domingos aunque te vaya a amar toda la vida.

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