jueves, 1 de diciembre de 2016

Es tiempo de hacer las maletas.

¿Han llorado arrinconados en la cama junto a la pared? Escuchando esas canciones prohibidas y recordando hasta el mínimo detalle de un amor perdido. Qué patéticos, yo también. 



Di vueltas por la ciudad. Los mismos lugares "Algunas ciudades deberían reinventarse"-Pienso y sigo buscando algún sitio que no te traiga a mi memoria, sin embargo resulta increíble que hasta el poste de la esquina donde dice stop y el numero de mi calle y avenida me traigan algún recuerdo de ti. El viento, las alturas, las noches, el humo, mis vicíos, el chocolate, la nicotina. Todo tiene que ver contigo y tú ya no tienes nada que ver conmigo. Es difícil de asimilar. Llevo dos meses y seis días intentando sacarte de mi pecho, de mis ojos, del destino y no seguir coincidiendo. Parece poco tiempo, pero resulta una eternidad cuando te vuelvo a ver y se reinicia el proceso. Vuelvo a sentir y a perderme en tus labios para regresar a casa con un vacío en el costado como si hubieras aspirado mi alma.  

Me desvisto. Apago todas las luces y me acuesto. Miro el teléfono y lo pienso, lo intento, no lo intento y desisto, me rindo. Allí es cuando suena la primera canción que escuchamos y algo frío cae por mis mejillas y me congela el corazón, se parece a la lluvia cayendo allá afuera, lavando una ciudad que sin ti está vacía pero llena de recuerdos que espero pueda borrar la lluvia. 

Es tiempo de hacer las maletas, no sabrás que me fui, así como antes ignorabas que yo existía (debió seguir siendo así) Me llevo 45kilos de equipaje, mi vida entera, y entre ella todo lo que no alcance a decirte, lo que no pude decirte, lo que no me atreví a confesarte y lo que no quise: Que te quiero, que lo siento mucho, que si a todo, que tengo ganas de hacerte feliz y cuidarte, que la vida no es tan mala y que vas a estar bien, todo va a estar bien, sin mi. 


Porque pude renunciar al amor, por amor. 


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