domingo, 13 de abril de 2014

Desencajados.

Hay más silencios llenos de sentimientos,
que conversaciones con sentido.
Posiblemente por eso suelo decir tan poco.

Cuando acercarse a alguien
consiste saltar los muros,
pero sigues siendo indivisible.
Puede que explique
que ser correspondido
significa que el otro logra ver
que estás tan desnudo como los árboles en otoño,
ante sus ojos.

Y si no de nada sirve que ames sus defectos,
tanto como ella no logra ver tus virtudes.

Algunos seguimos intentando esperanzados,
hasta que es la otra persona
quien pone los muros.
Entonces las ganas de querer
se queden en la puerta,
como una oferta en el periódico.

Lo bueno es que de seguro habrá alguien
a quien abrazar alguna noche,
deseando sólo soñar a nuestro lado.

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