jueves, 8 de septiembre de 2016

Discurso de Charlie Chaplin en "El gran dictador -1940"

Charlie Chaplin fue una figura importante en la historia del cine en su etapa del cine mudo.  Era un actor, humorista, guionista y director británico. Pero más allá de sus talentos artísticos era un pensador, un crítico hacia la política y la sociedad de su época. Como muchos otros en diferentes momentos de la historia frente a acontecimientos políticos que han cambiado y amenazado a la humanidad, buscó la manera de hacer llegar al público su pensamiento para transmitir fe en nosotros mismos.

 Charlie Chaplin era un genio, uno más que no sólo estuvo en éste mundo sino que causo un cambio positivo en el. A través de su discurso en "El gran dictador" - La única vez que Charlie Chaplin hablo frente a una cámara-  Expuso su pensamiento que motivo a miles de millones de humanos en plena segunda guerra mundial. Las palabras de dicho discurso se sienten en cada uno de sus párrafos y que llevadas a ese contexto de la historia puede entenderse como un aliento a la lucha, pero que, leyéndose en cualquier momento de la historia humana en sí, nos habla de la interminable lucha del hombre contra sí mismo.


 El hombre en su naturaleza tiende a ser orgulloso y llenarse de odio al sentirse herido, pero en su misma naturaleza aborrece los actos cometidos bajo el orgullo y el odio que llenan al mundo hoy y desde los inicios, de miseria. Estamos y estaremos gobernados por hombres llenos de maldad mientras sigamos ignorandonos los unos a los otros y creyendo que el problema del prójimo no es también nuestro problema. Pero al igual que Charlie Chaplin, tengo fe en la humanidad, en los pensadores que como él también buscan causar un efecto positivo en la realidad de todos, para transformarla y enriquecerla de paz y creatividad ante los problemas. Que nos lleve a resolverlos de maneras distintas a como hemos venido enfrentándolos y en algún punto poder quizá, no alcanzar la armonía ya que sería un pensamiento demasiado utópico, pero si es posible la paz... y sobretodo la verdadera libertad.

"Lo siento.
Pero... yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. 

Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. 


Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá. 


Soldados:
No os entreguéis a ésos que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir. Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina. Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo los que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos. 


Soldados:
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. En el capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa
aventura. 

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón.Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.  


Soldados:
En nombre de la democracia, debemos unirnos todos."

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