domingo, 13 de noviembre de 2016

Querido final.

Y allí estaba ella, bajo la lluvia con su insistencia intacta a pesar que era la tercera vez que iba tras lo mismo. Solo quería verla, solo quería una razón para no enviarlo todo a la mierda. Cruzó la calle con el semáforo peatonal en rojo, no quería perder tiempo. Se decía a si misma "puede que hoy sea el día" mientras que por otro lado su razón le regañaba por lo que hacia "¿no te cansas? " Pero su inocencia era más grande que su orgullo. No perdía la esperanza, no dejaba de creer en que tal vez, ese seria un día diferente.

Claro que ese día fue diferente. Había llegado el momento de encontrarse y le llamo. Le llamo una y otra vez. Le llamo hasta aprenderse con exactitud lo que decía la contestadora. En el décimo intento, cuando colgó el teléfono, no sólo corto la llamada, también corto todas sus ganas. Encontró una razón, pero no la que  buscaba. Aunque si la que necesitaba. Entendió que no, que no seria diferente esta vez. Que habían finales irremediables y algo peor que dejar ir a quien quieres es no dejarlo ir cuando no desea quedarse.

Dio la vuelta y así también le dio la espalda a esa historia. La vida es un error esplendido- Se dijo -Y para vivir debes aguantar cinco minutos, luego otros cinco y otros cinco.


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