El conocer nuestra Carta Astral nos facilita el conocimiento de nosotros mismos, como estructuras energéticas que se despliegan en el tiempo. La Carta Natal no es más que una foto instantánea del momento en que nacimos. Lo hermoso es que el Universo sigue con su danza pero en Cada carta queda grabado ese instante que nos da el primer entorno energético.
Estas alineaciones nos acompañarán siempre con la posibilidad de ir avanzando y estimulando nuestro florecimiento individual. Los tránsitos planetarios en el cielo serán también nuestra compañía y trabajaran en nuestra energía, cada aspecto a su modo, con el fin de cumplir nuestro propósito en la tierra. En la Carta Natal podemos ver cómo ciertos planetas en signos, casas, aspectos, etc, van conformando "paquetes" energéticos que operan entre sí, se rechazan, se alían, se ignoran, forman equipos operativos para "sobrevivir" a los requerimientos del entorno.
Sin embargo formamos parte y somos uno con la Totalidad, a veces se producen nudos de retención y a esto lo llamamos un “mal tránsito”, pero no existe tal cosa, estos forman parte del cuerpo que somos, que a su vez es parte del Universo. El “mal tránsito” tiene que ver con nuestra dificultad de responder a la vida tal como es. Los tránsitos son ni más ni menos que nuestro despliegue vital. Hay estar disponibles a los cambios ineludibles que nos traen los ciclos planetarios.
La astrología nos abre a una percepción circular y cíclica del movimiento de la vida. Nosotros, “nuestros” cuerpos, vibran y debemos sintonizarnos con esa vibración para poder alcanzar la vibración más alta. ¿Quieres saber como entendí todo esto? Conoce mi historia sobre la Carta Astral
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