lunes, 6 de abril de 2015

Crear me incluye.

A Diario me cuestiono si al escribir poemas estoy también creando un personaje, el personaje del "yo" poeta que entreteje versos. Si al escribir historias estoy sellando para siempre la mía como la de quién ordenó estas palabras para comunicarse y se volvió en el proceso, otra historia en formación.
 
Desde que atesoro recuerdos me he sentido como en una película, pequeña en mi afán de ir siempre del lado de la ventana en el auto me suponía que todo lo que estaba viendo, no era más que el relato que yo misma contaba, ya anciana, a mi nieta.
 
En una ocasión le dije a mi madre "Mamá, yo no te conozco" ella me miro de forma interrogante y yo continue explicandole que, no la conocía, veía quien era por fuera, pero no por dentro. Tenía nueve años, no sé con exactitud como llegue a tal razonamiento, pero lo cierto es que mi meta principal a sido explicar y explicarme, por eso escribo y para plasmar ya que mi memoria danzante pasa de un tema a otro y no une los cabos.
 
Imagino una mano que dibuja, está delineando su propio cuerpo y se forma así misma ¿La mano es una extremidad del cuerpo? la mano del pintor, ilustrador, escritor, músico, creador ¿Ciertamente lo es? O acaso no resulta al revés y es el cuerpo una extensión de la mano que lo crea, que le da sentido a su existencia con cada trazo, cada línea, cada parrafo, con cada nota musical y cada nuevo invento.
 
"Se crean a sí mismos mientras crean su obra o crean su obra para crearse a sí mismos"
 
 
 

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