sábado, 7 de enero de 2017

La ciencia si es para las mujeres.

A través de la historia sabemos que la mujer a sido denigrada y puesta bajo la tutela de los hombres como genero inferior en todos los ámbitos tanto sociales, culturales y académicos, pero quizás uno de los ámbitos en los que ha resultado más difícil la aceptación de la mujer es en la ciencia. La creencia arraigada en la psiquis de la sociedad de que la mujer es menos inteligente que el hombre o menos capaz de realizar labores analíticas, numéricas o científicas afectó durante siglos la posibilidad de que éstas pudieran desempeñar algún papel importante. Sin embargo 2700 años a.c la egipcia Merid Plah era la medico principal en su civilización demostrando que las mujeres poseemos la misma capacidad de los hombres para ejercer la ciencia,  pero aún así sería un camino muy largo para obtener el permiso de estudiar y ejercer en dicho campo.

Decenas de mujeres lucharon durante siglos contra los parámetros establecidos deseando acercarse al estudio de la medicina, la astronomía, la matemática, botánica, física y química, pero no fue sino ya a finales del siglo XVIII que las mujeres lograron obtener reconocimientos y oportunidades en el campo de la ciencia debido a que en general, la Revolución Científica hizo poco por cambiar las ideas existentes sobre la naturaleza de la mujer. Hombres científicos usaron la nueva ciencia para extender la idea de que la mujer era por naturaleza inferior al hombre, que estaba subordinada a él y a desempeñar un rol doméstico como madres cuidadoras. La vasta distribución de ensayos y estudios que hablaban de la inferioridad del genero femenino aseguró la continuación de estas ideas.

en 1835 Caroline Herschel descubrió más de 500 estrellas desconocidas hasta entonces y sus estudios en astronomía eran  informales como asistente de su hermano.  Antes de eso en Alemania durante las decadas de 1650-1710 el 14% del total de científicos en astronomía eran mujeres, cifras que cambiaron debido al impacto cultural de los siglos venideros en los que se arraigó más el cristianismo en Europea.


A pesar que hoy en dia las mujeres tienen la posibilidad de estudiar y ejercer en cualquier rama de la ciencia en la mayor parte del mundo, se ha convertido en un tabú visto como poco femenino o estereotipando que las mujeres que se dedican a estos campos son desarregladas y poco atractivas. También está el caso de la mujer sexy y científica que sólo se dedica a morderse los labios y usar los botones de la camisa abiertos como lo vemos en el cine. De este modo el incentivo hacia la mujer para que se dedique a la ciencia es mínimo y aún en el siglo XXI se busca desestimar la labor que podemos desempeñar en la ciencia. 

 No es parte de la cultura popular nombres de mujeres científicas reconocidas, pocas son las personas que pueden nombrar a alguna científica si se lo preguntas y aunque somos prácticamente más de la mitad de la población mundial no representamos ni el 40% del total de científicos en el mundo. Esto no lo atribuyo a las preferencias de la mujer en cuanto a que estudiar sino a la misma cultura popular que no incentiva a la mujer a desarrollar sus posibilidades en la ciencia. Por ejemplo, los juguetes más vendidos para niñas siguen siendo casas, muñecas y utensilios de cocina y en la television vemos como las mujeres en la mayoría de los programas y películas solo saben hablar de hombres, emociones o moda, nuevamente creando el estereotipo que "esas son cosas de nena" y todo lo demás es para los hombres, es decir, la parte realmente divertida que consiste en descubrir, inventar y ser parte de lo que domina la naturaleza y genera la evolución "La ciencia" que si es para las mujeres.




De hecho y esto sólo es opinión mía, las mujeres somos mejores para la ciencia que los hombres porque tenemos las mismas capacidades analíticas e inteligencia pero ademas poseemos mayor intuición y sensibilidad, características que son muy favorables para la ciencia. Tenemos el poder de volverla mucho más didáctica, sutil y ecológica de lo que los hombres podrían. 

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