Hay calles que están prohibidas y lugares restringidos a cierta hora del dia. Mi ciudad es un laberinto de recuerdos y para sobrevivir hay que saber esquivarlos. Entre sus avenidas, está ahí, el pasado, asechando. Aquellas caras que evitamos reconocer entre la gente y esas miradas que no queremos admitir. Miradas de olvido, de resentimiento, de indiferencia. En mi ciudad el ayer es un zombie que nos muerde el culo a todos los que amamos aquí, soñamos aquí, vivimos los mejores momentos de nuestra vida... aquí, en esta pila de edificios que no significan nada hasta que entras en ellos y un día sales sabiendo que no vas a volver.
Uno no siempre vuelve a los lugares en los que ha sido feliz, claro que no, yo los evito porque estar en ellos ahora me entristece. Persigo nuevos lugares y a veces siento que se me agota la ciudad, pero pienso que en cada ventana, de cada edificio, hay un mundo más. Otra dimensión en la que reinventar esta ciudad infinita.
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