martes, 10 de enero de 2017

Mi alegría.

Su nombre es lo que ella significa en mi vida. No pudieron colocarle un mejor nombre. El día que empezó todo quise ser la mejor versión de mi misma para hacerla feliz. Empecé a organizar todo lo que me había tomado años en querer organizar, por el simple hecho de tener suficiente espacio en el cual albergar y cumplir sueños a su lado, e incluso, desde que la vi quise sonreír más, dudar menos, ser más paciente, más bondadosa, menos insegura, más espontanea. Cuando la vi quise ser como ella, tan bella, noble y capaz de amar las pequeñas y mágicas cosas de la vida.

Podría escribir infinitas líneas sobre ella y sobre cómo me hace ser una mejor persona, pero no quiero que se enamoren de ella, que alguien venga y me la robe. Aunque de ella aprendí también a no ser egoísta. Que es mía y no es mía y es de todo el que la quiere, porque se entrega en cada gesto de amor que realiza. 

No le pido nada porque mientras más la quiero y más le doy de mi misma, más llena me siento. Es como una primavera en medio del invierno. Una hermosa flor que crece entre la nieve, pero también hay árboles en otoño y algunos días se siente un calor intenso y veraniego. A su lado son todas las estaciones del año a la vez, queriendo decir que hay que ser felices sin importar que tan bueno o malo sea el tiempo.

Aprovecho cada instante para sentirme afortunada de tener a alegría en mi vida y tanta alegría a su lado. 







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