Su
nombre es lo que ella significa en mi vida. No pudieron colocarle un mejor nombre. El día que empezó todo quise ser la mejor versión de mi misma
para hacerla feliz. Empecé a organizar todo lo que me había tomado años en
querer organizar, por el simple hecho de tener suficiente espacio en el cual
albergar y cumplir sueños a su lado, e incluso, desde que la vi quise sonreír
más, dudar menos, ser más paciente, más bondadosa, menos insegura, más
espontanea. Cuando la vi quise ser como ella, tan bella, noble y capaz de amar
las pequeñas y mágicas cosas de la vida.
Podría
escribir infinitas líneas sobre ella y sobre cómo me hace ser una mejor
persona, pero no quiero que se enamoren de ella, que alguien venga y me la
robe. Aunque de ella aprendí también a no ser egoísta. Que es mía y no es mía y
es de todo el que la quiere, porque se entrega en cada gesto de amor que
realiza.
No
le pido nada porque mientras más la quiero y más le doy de mi misma, más llena
me siento. Es como una primavera en medio del invierno. Una hermosa flor
que crece entre la nieve, pero también hay árboles en otoño y algunos
días se siente un calor intenso y veraniego. A su lado son todas las estaciones
del año a la vez, queriendo decir que hay que ser felices sin importar
que tan bueno o malo sea el tiempo.
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