sábado, 14 de enero de 2017

Para amores trasatlánticos.

Existe un fenómeno que  no es nuevo y ha optado por reinventarse, al menos en mi país. Amores a distancia. Antes todos teníamos de casualidad un amigo que mantenía una relación a distancia, ahora la pregunta es ¿Y tu pareja se va, te vas con ella? somos cientos (si no es que miles) los que en estos momentos mantenemos una relación a distancia. 

Retamos día a día a todas nuestras imposibilidades para mantener un amor que ha desafiado las leyes del espacio tiempo, es decir; sin importar cuanto sea el espacio que nos separa o el tiempo que estemos sin vernos, quiero seguir amándote porque a pesar que no estás físicamente conmigo, el simple gesto de hablar contigo es lo que realmente me hace sentir en compañía en esta ciudad. 

Seguramente no soy la única para la cual, el mejor momento del día, es cuando recibe esa llama por whatsapp o skype. Ves la llamada y sonríes, yo sé que no soy la única que pasa el día sonriendole a una pantalla. También sé que hay muchos más como yo que han reinventado su horario y sus vidas para conseguir mantener la comunicación con alguien que está a una, dos o diez horas de diferencia. Que de repente me llamas y vas caminando por la calle fumando un cigarro y me cuentas lo que ves y yo siento, por un segundo, cuando cierro los ojos y te escucho, que la brisa también está pegándome en la cara y respiro el humo de tu cigarro y me rio contigo de la señora en crack que va cruzando la calle, no porque me lo estés contando sino porque de repente yo también estoy ahí a tu lado caminando. 

Siento que vivimos en una ciudad paralela que es mitad la tuya y mitad la mía. Que estamos en el mismo lugar pero por alguna razón existe la imposibilidad de encontrarnos. El punto es que no te siento tan lejos, que estás allá afuera, en nuestra ciudad paralela, en la que yo voy a una azotea por las noches donde veo un lago  y tú atraviesas kilómetros en un tren para llegar a tiempo. O donde en tu país aún es invierno y en el mio donde el sol quema desde la mañana, extrañamente ha decidido congelarse tras las nubes porque también te extraña y así cuando tú me dices que tienes frío yo respondo que también y entonces no estamos tan lejos.

Para aquellos amores a distancia, para nosotros los que nuestro mayor deseo es algo tan sencillo como poder besar sus labios y llevamos la cuenta de los días que faltan para vernos, solo puedo decirles esto:

El amor no entiende de distancias, para el son mínimos centímetros en un mapa. 




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